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martes, 19 de abril de 2011

Un jugador desorientado

Reggie Okosa, de Gimnasia de Comodoro, peleó tanto un rebote que en cuanto pudo metió el doble, el problema es que fue en su propio aro.

¿Que es lo que quiso hacer Reggie Okosa?, es algo todavía se deben estar preguntando sus compañeros. Es que el estadounidense, que juega para Gimnasia de Comodoro en la Liga Nacional, peleó tanto por un rebote que cuando tuvo la pelota tiro el doble, el problema es que era su propio aro.




En la confusión del norteamericano influyó la equivocación del argentino, Federico Kammerichs, de Regatas de Corrientes, que se ubicó mal en el pasillo de los tiros libres. Kammerichs se posicionó en el lugar que le corresponde a la defensa y lo dejó a Okosa en el lugar que corresponde al ataque, cuando debía ser al revés.

Luego del tiro libre de Nicolás Romano, de Regatas, el rebote supera al Yacaré y cae en manos de Reggie que convencido tira el gancho para sumar dos puntos y sale rápido para defender el contragolpe. Sus compañeros no pueden creer lo que acaba de hacer, y lo miran atónitos.

El mismo Kammerichs también quedó desconcertado y toma la pelota para hacer la reposición del fondo. El público de Comodoro reacciona con risas y aplausos frente a la confusión de Okosa. Por suerte su error no tuvo grandes consecuencias ya que su equipo ganó con tranquilidad el partido.
lunes, 18 de abril de 2011

Nuevo colchon de BOMBACHAS ¬¬

Un hombre construyó un asombroso edredón a base de ropa interior femenina. Antes de seguir adelante ya sabemos que es un pervertido.



Louis Garret, de Louisiana en Estados Unidos, ya tenía una colección de maniquíes a los que vestía y desvestía por diversión. (Una pregunta a los profesionales de la salud que leen Noticias Locas: este hecho solitario ya alcanza para medicar a una persona ¿no? Antes de contestar, miren esta foto de nuestro héroe).

Perdón, continuando con el relato: ya que tenía muchas bombachas que le ponía a sus maniquíes (pero que él jamás usó para bailar la Macarena frente al espejo) decidió fabricar con ellas un impío acolchado . Pero con esas que coleccionaba no era suficiente así que le pidió a todas sus amigas (que suponemos prejuiciosamente no deberían ser muchas) que le donaran sus pantaletas.

Ahora que su acolchado ha llegado a los medios de comunicación podría obtener un buen precio por él. Pero no lo venderá, según aclaró, porque conoce a muchas de las mujeres que utilizaron esa ropa interior y por esa razón tiene un para él un inquietante valor sentimental.